La Formación Profesional es percibida cada vez más como un itinerario formativo de valor, que tiene entre sus principales ventajas una gran proximidad con el mundo de la empresa y el mercado laboral. Lógicamente no es el único itinerario posible, aunque sí es uno de los más exitosos, por ejemplo, en lo relativo a la inserción laboral que proporciona a quienes lo transitan.
En la próxima década, en nuestro país habrá casi diez millones de oportunidades laborales según el informe anual del Observatorio de la FP de CaixaBankDualiza. La mayor parte de ellas (87%) serán por reemplazo y alrededor de un 13%, por la aparición de nuevas profesiones. Tanto para capacitar a los nuevos trabajadores como para recualificar a quienes ya se encuentran en el mercado laboral, la FP será clave.
Nuevas competencias para adentrarse en los dos grandes elementos transformadores que ya afronta nuestra economía, la digitalización y la transición ecológica donde el volumen de empleos generados requerirá también de técnicos de FP, según afirma el Ministerio de Educación y Formación Profesional.
La demanda de técnicos de FP también se refleja en los análisis efectuados por CEDEFOP, que apuntan igualmente a que el 54% de los nuevos puestos de trabajo que se generen de aquí a 2030 exigirán tener al menos una cualificación profesional de nivel intermedio (por ejemplo, un ciclo de grado medio o de grado superior) y que sólo el 12%, serán de baja cualificación.
Por tanto, sabemos que esa tendencia irá en aumento, pero sabemos también que esa tendencia se ha iniciado ya. Según el Informe Infoempleo-Adecco de Oferta y Demanda de Empleo de 2020, el 41,3% de las ofertas de empleo requerían ya contar con un título de FP, convirtiendo esta opción en el tipo de formación más demandada en nuestro país por encima incluso de los títulos universitarios (33,7%).
¿Y la FP Dual? Es una modalidad de Formación Profesional en la que el alumno alterna estancias formativas en el centro educativo y en la empresa, de forma que ambos agentes se corresponsabilizan de su formación. Tal vez lo más significativo de esta modalidad sea que da al alumno la oportunidad de realizar parte de su aprendizaje en un entorno real de trabajo, a partir de tareas y actividades concretas, lo que a menudo supone la adquisición y el desarrollo no sólo competencias técnicas, sino también de otras de carácter no formal pero igualmente útiles (soft skills).
Desde el punto de vista de la inserción laboral, ya hay estudios que confirman que las posibilidades de encontrar un empleo tras pasar por una experiencia dual son mayores, por ejemplo, al incrementarse la probabilidad de continuar trabajando en la empresa en la que se ha realizado la formación (parece lógico si se piensa en el esfuerzo que para muchas empresas supone formar al aprendiz, tutorizarle y, a menudo, también remunerarle).
Dado que en nuestro país existen múltiples itinerarios formativos, es necesario estimular y facilitar las pasarelas entre todos ellos, así como revalorizar los itinerarios que contemplen en algún momento su paso por la FP. Será el mejor modo de garantizar un adecuado aprendizaje a lo largo de la vida y por supuesto, una buena inserción laboral.
Carlos Ruano,
Gestor de proyectos de CaixaBank Dualiza.
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