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Networking: ¿Por qué deberías potenciarlo desde ya?

“Hacer relaciones” siempre se ha considerado importante en el ámbito laboral: para conseguir un empleo, para progresar en la empresa, para conseguir clientes… Como en tantos otros ámbitos, la tecnología permite multiplicar el impacto que podamos tener en nuestro entorno laboral y profesional.



“Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le protege”; “Dime con quién andas, y te diré quién eres”; “Quien no tiene padrino, no se bautiza”.


Desde siempre hemos sido conscientes de lo importante que son las relaciones para progresar, en cualquier terreno, pero especialmente en el laboral o en el profesional. El término “networking” puede ser relativamente reciente, o no sernos demasiado conocido, pero entendemos perfectamente lo que significa: tejer una red de relaciones sobre la que apoyar nuestro desarrollo profesional.


En este artículo os queremos dar algunos consejos. Evidentemente, en cada caso la utilidad, el alcance y el modo en que se hacen estas relaciones variará. No será lo mismo el networking de un abogado de empresa que el de un artista (¿necesita un artista networking? ¡claro que sí!). Pero consideramos que estos consejos son aplicables en cualquier caso.


1. Intégralo en tu actividad cotidiana.


Aunque “hacer networking” se puede referir a actividades concretas (asistir a conferencias, subir contenidos a Linkedin) es algo del día a día: preocuparse de las necesidades de un cliente; el acordarse del cumpleaños de un compañero de trabajo; el responder diligentemente a la demanda de un jefe… son las bases para crear unas relaciones profesionales naturales, no forzadas.


2. El networking no es solo para “buscar trabajo”.


Mucha gente se olvida de la necesidad de establecer estas relaciones hasta que se ve la necesidad de buscar trabajo. Entonces se acuerda de contactar con un antiguo compañero al que no ha escrito desde hace años, para “pedirle contactos”. ¿Os imagináis cómo puede reaccionar esa persona ante la petición?


3. Céntrate en construir tu marca profesional.


¿Cómo te perciben los demás como profesional? Esto es importante, y no se construye en semanas. Se trata de demostrar lo que vales, de manera continuada y sostenida.


4. Separa tus relaciones personales de tus relaciones profesionales.


Esto no quiere decir, por supuesto, que no tengas relaciones de amistad con tus compañeros de trabajo, o que no te lances a un proyecto de emprendimiento con un amigo. Pero allí donde se visualizan las relaciones (por ejemplo, en redes sociales), separa: no utilices LinkedIn, por ejemplo, para seguir a tu equipo de fútbol (¡a no ser que quieras trabajar en tu equipo de fútbol como administrativo, por ejemplo!), y no uses Facebook para informar de tus logros profesionales.


5. Piensa en dar antes que recibir.


Si esperas en algún momento recibir el apoyo o la apreciación de alguien (de un colega, de un jefe, de un contacto profesional fuera de tu empresa, de un cliente) ¿no será más fácil que esa persona te pueda ayudar si antes ha recibido algo de ti?


Una herramienta clave y casi imprescindible para tejer estas relaciones profesionales es, sin duda, Linkedin. En el eje de Linkedin está el curriculum, donde las personas exponen su experiencia profesional y su formación, sí. Pero es, sobre todo, un instrumento para el networking, para demostrar lo que sabes y lo que te interesa, bien añadiendo contenidos propios, bien enlazando contenidos de otros; para recibir comentarios positivos de gente con la que trabajas o con la que tienes relaciones profesionales; y, sobre todo, para hacer crecer tu red.


En relación a redes profesionales en Linkedin, un último consejo: no te vuelvas loco. No pretendas establecer relaciones con cualquiera: más vale calidad que cantidad, y si eres contable, por ejemplo, aporta poca “calidad” a tu red que tengas como contacto a un profesional del circo, por ejemplo.


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